martes, 23 de febrero de 2016


Retractos # 14: “Edén Ciempiés

Cuando se dio el escandaloso caso de “Godofredo”, en el que el abogado Edén Ciempiés defendió al poderoso Piter Maustin, después del violento desenlace que mantuvo al Municipio de Bourart al borde del caos total, no volvió a sentirse hablar del famoso profesional.
 Mantuvo un perfil bajo y fue desquiciado su intento por hacer creer a todos que sufría una terrible enfermedad. Su patología, estaba concentrada en la venganza que pergeñó durante trece años. En ella, se retorcerían en el fuego de la deshonra (pues no habría posibilidad de condena en calabozo), el Intendente de Bourart y el mismo comandante de la policía de la ciudad, el Coronel Lukanor.
 Las pruebas que los delatarían fueron preparadas exhaustivamente junto a su ayudante, el abogado Fritz Bamenthal, un pusilánime aprovechador de ofertas ganadas a gente en banca rota, y a la que le quitaba propiedades con beneficios mediante exoneración de multas e impuestos (aquí su sintonía con el Intendente), y el pago de una suma que se equilibraba entre la burla y la estafa.
 Cuando el caso Godofredo fue archivado, Edén Ciempiés había sido acusado de complicidad y encubrimiento con Maustin, cargos de los que se deshizo con brillante exposición de argumentos que no dieron lugar a objeción alguna.
 Para ese entonces, su colega Fritz se encontraba absolutamente comprometido en estafas que, a no ser porque implicaban al Intendente, hubiese derivado en su prisión sin la más mínima posibilidad de apelación. Los diarios de la época tomaban con gracia el bochornoso proceso, y uno de ellos, el semanario “La Pasta”, titulaba ese mismo día en que era absuelto por falta de pruebas el miserable Fritz: “si Bamenthal apela, el Estado empala”.
 Pero el patético personaje no tuvo la suerte de ver cumplida la venganza de su jefe, que tanto no le hacía mella puesto que para él el Intendente era alguien a quien no convenía investigar por estar él mismo involucrado en sus chanchullos.
 Por otro lado, sus propiedades y bienes no fueron tocados, hasta que surgió una pesada demanda por evasión de impuestos contra varios profesionales que falsificaron timbres y documentos, y entre los cuales, en primera fila, se encontraba Fritz como acusado. Murió de un infarto al leer la noticia que lo arruinaba contundentemente y sin salvación, porque le faltaba pedir ayuda al diablo, únicamente. Su cuerpo tardó en ser sepultado, pues pereció en la misma estación de trenes de Bourart, y dada su postura rigor mortis de enfrascamiento en la lectura, nunca le fue exigido el billete y así llegó a la otra punta de la isla, después de dos días y medio de “lectura entusiasta”.
 Pero Edén reunió pruebas suficientes para demostrar que el intendente y el comisario Lukanor (por entonces Sargento), habían conspirado contra el millonario Piter Maustin no por ser una amenaza en las elecciones municipales con su postulación, sino por una cuestión pasional: un grotesco triángulo amoroso Intendente-Piter-Lukanor, con Godofredo como amante de Piter que desestabilizó la relación y la volvió tan violenta como para generar el desenlace ya sabido.
 Nada de esto era cierto, pero mediante documentos y cartas que Edén le pedía a Fritz (pues este accedía al despacho y a veces al escritorio de Intendente), armó una confabulación que, siempre con ciertas sutilezas, dejaba al desnudo una feroz homosexualidad secreta de el Intendente y el super macho Sargento Lukanor.
 En medio de una terrible e incansable persecución de la prensa y exposición a los medios, ambos jerarcas quedaron frente a la población como dos fervorosos gays inescrupulosos y corrompidos hasta la medula.
 El diario Mambrú publicaba en su portada: “Jefe Municipal y Policial acuerdan un desafío conjunto: en trámites hacer la cola apoyados con el bastón seguro de la milicada”.
 Así entonces pasó a retiro el abogado Edén Ciempiés, basándose en pruebas que ordenó de modo de arrojar a la población acerca de qué clase de individuos hipócritas les gobernaba.
 Lukanor se suicidó al año, y el intendente pasó al anonimato más anónimo que el del mismo Edén.
 Pero Edén no quiso figurar ni resurgir de su sombría escondite, no sea cosa que, a fuerza de indagar y revisar expedientes, se encuentre uno con la contradictoria comprobación de que el abogado contribuía a la financiación de las diferentes campañas políticas del Intendente, y lo que sería peor, que aceptó defender a Piter Maustin porque deseaba desesperadamente recuperar el amor y afecto de quien hasta hacía poco había sido su pareja incondicional, el intrépido Godofredo.

RV 2016.   


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