viernes, 2 de diciembre de 2016



Retractos # 27: "Krons"

 Las instancias previas a la fuga del emperador y parte de su corte quedó inmersa en la más apocalíptica de las recopilaciones históricas de aquel momento, aunque para todos, o la gran mayoría, se trataba de "una exagerada visión de los hechos con fuertes especulaciones".
 No obstante, hubieron quienes se dedicaron a predicar con los supuestos hechos la guerra y premeditaban cualquier atropello hacia la nueva nación. Cuando el monarca absoluto, Frexarrior tuvo que dimitir con medio imperio en cenizas y la quinta parte de su gente sobreviviendo  entre escombros, el Fusilero Krons le perdonó la vida. Se opusieron muchos a su decisión inconsulta, y fueron muchos los que le admiraban y seguían pero titubearon frente a la posibilidad de dejar  ir al Rey con parte de su clan, o ejecutarlos a todos.
-Quedan aquí los niños y los adolescentes, ustedes, adultos todos, parten ahora con rumbo impreciso. Aunque bien sabemos dónde se ocultarán pues conocemos a las naciones traidoras. Nada les faltará para sobrevivir y llegar a salvo de cuanto pueda ocurrirles en el trayecto, ya que con escolta no cuentan. Aquellos que perezcan en la peregrinación, estarán contemplados entre los muertos en batalla. Nada les faltará, excepto sus futuros descendientes, que de ustedes tendrán cabal información de cada uno de sus horribles crímenes y vergonzosas traiciones a la gente. No conservarán de ustedes siquiera un vago recuerdo, un mohoso espejismo que escudriñarán en sus memorias hasta que el tiempo los limpie, y sus nombres y apellidos, cambiados serán para una convivencia justa y sin temor a venganzas crueles y repentinas.
Así habló Krons, "el Fusilero". El más cercano a las brigadas armadas del emperador, el que supo de todos los motivos por los que aquella gente diferente odiaba a la mayoría, también diferente a ellos.
 Entonces partieron en improvisada expedición, y durante los preparativos de la nave que les alejaría de allí para siempre, tuvieron tiempo de ver arder en la hoguera sus escudos estúpidos y estandartes absurdos. Se borraba todo vestigio imperial, y de algún modo, aquel viaje terminaba por sellar su historia, pues sabido era que el retorno era tan imposible como insólito.
Viajaron y se establecieron aquellos que pudieron en la nación vecina y traidora, pues no fueron ni bien recibidos, ni hospedados con honores. Allí, los más jóvenes de los adultos emprendieron brutal campaña desmereciendo a quienes el poder les había quitado, y se empeñaron por convencer de que una invasión sería la única forma de escapar a un ataque masivo comandado por el Fusilero déspota.
 Pero el tiempo transcurría, y fue justo cuando pasada más de una década, aquella nación traidora olvidó su imprudencia y aguardaba con expectativa la visita de enviados de la gran patria de Krons, que se suscitó un verdadero milagro: envuelta  en una capa amarilla  y de traje blanco, una joven embajadora se presentaba a las autoridades que con entusiasmo la recibían. Entre la espesa muchedumbre, una mujer que odiaba a su propia nación por haber sido su dueña y hoy no poseer más que los recuerdos de sus abusos, la reconoció. De los gritos pasó a la pelea por hacerse paso, y entre el bullicio se destacó su furia hasta llegar a las autoridades que veían congelado el protocolo. La muchacha embajadora hizo un gesto y  exigió a la guardia dejar paso a la mujer enloquecida. Se acercó, estando a escasos metros, sin detener la marcha, enseñó un puñal a la joven al tiempo que decía : -"esperaba acabar con tu vida, embajadora que no me representas, pero el destino quiso que seas mi espejo; ¿acaso no te das cuenta de que soy tu madre?" - de la guardia partió una flecha negra disparada desde una ballesta, y la mujer se desplomó sobre los escalones de cerámica verde. La embajadora encontró en el rostro de la mujer muerta cada detalle del suyo, empalideció y creyó verse a sí misma ensartada y desparramada sobre la escalera. No hubo quien no notara la escalofriante similitud, los rasgos idénticos y proporciones de coordenadas perfectas... El anfitrión le estiró una mano, adelantándose a cualquier reflejo de la muchacha que parecía bajo un fuerte shock, intentó disculparse en un balbuceo confuso y de torpe pronunciación, cuando la chica lo miró, y sin pestañar, puesto que parecía no hacer foco más allá de su propio rostro de muerta, le dijo secamente; "perdón". 

RV 2016





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