sábado, 10 de febrero de 2018



2018 postales del Ark # 04: "Dingo"

 No habían transcurrido diez minutos desde que el pequeño marinero se perdió entre los aparejos, superó las vergas y se ubicó en su puesto descolorido por el sol, que su voz se escuchó con claridad atravesando las lonas de las velas:
_¡Hey! ¡El Dingo! _Hubo cierta quietud sobre la cubierta, como si se congelara la imagen, pero fueron tan evidentes sus palabras, que a las corridas la tripulación se apoyó en el combés, haciendo sombra con las manos sobre sus ojos, y escudriñando en el tempestuoso horizonte en busca del esqueleto negro del viejo vapor.
 _¡No le pierdas de vista! _Gritó el Contramaestre que salió a las corridas del baño. _¿Sale humo de su chimenea?
 La voz del pequeño marinero respondió casi como un reflejo:
_¡Enorme, es enorme y se mueve con mucha prisa!
 El Contramaestre permaneció con el seño fruncido, intentando hacer foco en el diminuto navío que desaparecía entre la espuma y aparecía con el bauprés disparado al cielo como una lanza.
 Observó un par de veces al observador que desde el carajo seguía la travesía del fantasma de hierro. De repente, desde arriba, en un intervalo, el rostro rojo de pelo amarillo como fuego apuntó al hombre barbudo que dudaba si seguir al barco fantasma, sabiendo que sería toda su responsabilidad al ignorar al Capitán que yacía en su camarote, absolutamente dormido por una borrachera infernal.
_¡No lo veo!
_¿Qué?
_¡Desapareció!
 El Contramaestre buscó un claro entre los demás marineros que entre murmureos buscaban en la lejanía al Dingo. Entonces, desde popa, un ayudante del timonel alertó:
_¡A estribor, está cruzando sobre nuestra travesía!
 El grito del hombre parecía desesperado, como intentando impedir con su denuncia que se concrete lo que estaba viendo: "Nos está cruzando...", comentó en un susurro el Contramaestre, que apenas se giraba sobre sus pasos, ya sin discernir por dónde buscar al barco quemado. No era para menos, el Dingo había ya superado el curso del velero  y apenas podía distinguirse en la lejanía, como escondiéndose detrás de las nubes que se apoyaban en el océano.
 La suerte de todos era ahora tan remota como una hoja seca flotando, lo que en definitiva eran, perdidos en la inmensidad del agua que reflejaba el sol con tanta fuerza, que el pantoque se iluminaba desde el mar.
 Desde lo alto, el pequeño marinero observó las dos estelas en el agua cruzarse, permanecer un rato como tejidos deshilachados, y luego desvanecerse entre las olas.
 El contramaestre tomó por el hombre al primer marinero que tenía a su lado y le ordenó: "Ve con otros dos por el Capitán, junten sus cosas...", luego se giró a toda la tripulación, caminando en círculos que lo ubicaban al centro de la cubierta:
-¡Junten sus cosas, en media hora debemos estar preparados para lo peor!
La tripulación se disipó y desapareció moviéndose como zombis, la mirada barriendo la cubierta pulida y limpia, los brazos a los costados apenas hamacados... En la pausa, el Contramaestre echó una ojeada a popa y notó como el timonel, sin abandonar su puesto, le asentía con la cabeza en clara señal de entender de qué se trataba. Al instante, como una sombra fantasmal, a su lado apareció el pequeño marinero que había bajado de su puesto de observación. El Contramaestre sintió un fuerte rechazo hacia el pequeño hombre, incluso por su cabeza pasó la idea de increparle lo sucedido, el que haya sido el primero en ver su destino, el de todos, el del velero.
-¿Se da cuenta, Contramaestre? -Le comentó con la voz quebrada el hombrecillo vestido en harapos, pero de impecable orden y limpieza, características de un verdadero viejo navegante. El Contramaestre lo observó a los ojos, en sus diminutos ojos azules vio el reflejo del estay correr entre el trinquete y el mayor. Le sonrió al marinero, pero éste permaneció impávido, sumido en la desgracia que ahora se esparcía con aterrador soplido sobre la nave, y del que, sabiendo todos de su presencia, no esperaron la orden para izar velas y alcanzar, con la mayor velocidad posible, acercarse a cualquier costa donde procurar salvarse.

RV2018


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